Hay que admitirlo. Los adultos decimos que nos preocupan el medio ambiente, el cambio climático, la deforestación, la desaparición de especies, la basura. Pero si como dicen “el interés tiene pies”, la realidad es que nos importa muy poco. Porque los adultos decimos que nos importa, pero somos los que ocasionamos el problema. No solo lo ocasionamos, lo perpetuamos, día con día con nuestras actividades, con nuestros hábitos de consumo. “Sí, mijito, los basureros del país ya no se dan abasto, es que tenemos un gobierno inepto que no sabe qué hacer con los desechos. Toma, guarda estos juguitos en envases multicapas, galletas empaquetadas y sándwich de cajita (náusea) en tu lonchera.”
Este papá inconforme tiene razón en decir que el Gobierno no ha sabido qué hacer con la basura, pero no está dispuesto a modificar sus hábitos de consumo para generar menos basura y dejar un mejor planeta para sus hijos. Dice que está muy ocupado como para ponerle agua a una cantimplora y una manzana de lunch. No ha hecho la conexión entre lo que compramos y lo que desechamos. Ve como normal comer todo de bolsitas, paquetes y otros envases. Normal comer y desechar. A fin que mañana viene el camión de la basura y los kilos de desechos que se generan en esta casa no se van a ver. Normal que los alimentos huelan a manzana pero no contengan manzana. Creer que contiene manzana porque el envase tiene una foto de una manzanita.
No es su culpa. Creció viendo televisión y se cree todo lo que dicen los comerciales: “adicionado con vitaminas y minerales... contiene proteína… para crecer grandote… te da energía”. Está convencido de que una barrita energética contiene más proteínas, carbohidratos y vitaminas que un plato de frijoles y que además, es más barata. Y de la basura, ni hablemos.
Fue “deseducado” por la televisión. Probablemente a estas alturas esté tan programado que está más allá del bien y del mal. Por eso es mejor invertir en la educación de su hijo, quien está abierto a vivir con mayor congruencia. Que está dispuesto a prepararse cada noche su limonada y sus zanahorias con limón antes que dejar más basura en este planeta.
Formar a los niños en las escuelas y a través de los medios de comunicación para que tomen decisiones más inteligentes para su salud, la salud del planeta y su bolsillo. Es la exigencia de un sin fín de organizaciones de niños y jóvenes alrededor del mundo que buscan soluciones al cambio climático.
Escuchemos a los niños y jóvenes. En este sentido, saben más que nosotros.
Foto: Cuartoscuro
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