miércoles, 28 de julio de 2010

Elton John y Leon Russell se juntan para lanzar "The Union"

Elton John y el legendario cantante Leon Russell son dos veteranos del mundo de la música que saben perfectamente lo que hacen y ya trabajaron juntos anteriormente. Esta vez se juntaron para lanzar un disco en conjunto que se titulará The Union.

Al parecer la grabación será un cambio radical en lo que es la carrera del inglés, ya que hace poco aseguró que “ya no tiene que hacer más canciones pop”. ¿Por qué? Según dijo, tanto en los 70s, como en los 80s y en los 90s las discográficas le decían qué hacer, que siempre tenían que tener un single y que tenían que llegar a los primeros lugares en las ventas. Ahora ya no es así. Esto fue lo que dijo John:

A mis 63 los charts ya no son algo que me importe. Para mí ahora se trata de escribir música y tratar de ser maduro.

La producción, que si todo sale bien será presentada el 25 de octubre, será lo primero que harán juntos desde el 1970, así que deben tener unos buenos trucos bajo las mangas. Veremos qué tal trabajan después de tanto tiempo.

CUCHARA SONICA

miércoles, 7 de julio de 2010

Tiranías de izquierda

Oswaldo Barreto
Son pocas, pero son. Y, para decirlo también con palabras de los versos de Vallejo, abren zanjas profundas en la historia que vivimos.

Hablamos de los gobiernos que han logrado establecer dos líderes políticos, que se han estrenado en el poder como presidentes electos de manera incuestionable democrática y que sistemáticamente, sin reposo ni tregua, han buscado perpetuarse en él por medio de nuevas elecciones.

Tiranías de izquierda. Que se busque en los anales de la historia o en los tratados de política y no se encontrará sino dos gobiernos de este orden.

Pues, no es que no se hayan dado variedades en el mundo de la tiranía, ni que la izquierda haya estado condenada a gobernar de una sola forma. Pero lo que la historia conoce son tiranos que, por lo regular, han llegado al poder por medio de la violencia y que han podido conservarlo también por medio de la violencia (así ésta tome el disfraz de pseudos-elecciones o de elecciones que nadie podría considerar como democráticas). Sólo dos héroes o villanos de esta experiencia aún en pleno desenvolvimiento. Robert Mugabe, que en seis comicios continuos ha sido escogido como presidente de un país que él rebautizó como Zimbabue y que lo gobierna a su antojo, sin control de ningún otro poder, y sin otras determinaciones aparentes que las que le dicta su propia voluntad. Y Hugo Chávez Frías, que ya por tres veces ha sido designado presidente de este país al que también rebautizó como República bolivariana y al que gobierna de manera no menos personalista ni menos autoritaria.

PUEBLOS Y GOBERNANTES: DESTINOS INVERTIDOS Aparte de la notable singularidad que representa el que un tirano se haga reelegir, con más o menos transparencia o legitimidad, en comicios electorales donde siempre ha estado presente la oposición, y no han escaseado los observadores internacionales, se pueden encontrar otros rasgos comunes entre los dos gobiernos, o mejor, entre los dos gobernantes. Así, se ha hablado de su común procedencia de los sectores sociales más explotados, de su zigzagueante pero constante voluntad de determinarse con relación al marxismo y sus variantes y, sobre todo, de su común lucha contra el capitalismo y sus fatales derivados, el colonialismo y el imperialismo.

Pero hay un rasgo, aún más chocante por la espantosa incidencia que ha tenido y, desdichadamente, ha de tener en la vida entera de las naciones que estos dos hombres gobiernan: cada uno ha logrado empobrecerlas, no sólo a ritmo acelerado, sino al ritmo opuesto en que afirmaban y extendían su poder.

Resumiendo en extremo y sirviéndonos solo de datos que aparecen en todos los anuarios confiables, formulemos así este común rasgo. Hasta la conclusión del primer período de gobierno de Mugabe (finales de la década del 80) Zimbabwe aparecía como uno de los pocos países africanos con mejor calidad de vida, más amplia redes de comunicaciones y mayor producción de energía per cápita; un país con una economía que le permitía autoabstecerse en materia alimentaria y exportar cereales y productos agrícolas industriales; un país, en fín, que podía aspirar a un desarrollo sostenido como nación independiente. Hoy día, todos esas características de la calidad de vida y de la economía de ese país han desaparecido y en su lugar aparecen las cifras que lo señalan como el país africano de más critica economía (desempleo que alcanza el 80%, inflación anual que supera las 8 y hasta las 9 cifras, avance de plagas como el sida, la pobreza extrema y un éxodo inconcebible.

Con este referente, comparemos lo que nos dicen esos mismos anuarios sobre lo que era la economía y la calidad de vida de Venezuela hasta 1998 y lo que es ahora. Los anuarios dan cuenta, en efecto, que Venezuela aparecía, entre los países de América Latina, no sólo entre los países mejor situados en la producción de petróleo, sino en la de otros minerales, piedras o hidrocarburo: diamantes, hierro, bauxita, aluminio, gas natural. Y, lo que quizás pueda causarnos en estos días más asombro y dolor, aparecía también entre los países que podía autoabastecerse y exportar en rúbricas como azúcar, aceite de palma, café, bananas, cacao, y hasta carne vacuna. Comparemos eso, no sólo con las propias estadísticas del gobierno, sino con las razones profundas de la mayor crisis alimentaria que ha conocido Venezuela en un siglo. Y si aún nos queda inquietud y tiempo, comparemos en lo que era nuestra situación en aquellos otros aspectos tan decisivos para la calidad de la vida y el anhelo de un desarrollo sostenido, producción de energía, infraestructura vial, sanitaria y educacional y lo que son ahora.

GOBERNAR PARA DURAR Y NO PARA PRODUCIR Quizás la tarea suprema de quienes buscan resolver la múltiple crisis económica y social en que vivimos consiste en analizar cada uno de esos rasgos del gobierno actual. Pero lo más importante es vincular unos con otros; preguntarse, por ejemplo, qué relación puede haber entre el afán de mantenerse en el poder por medio de elecciones y el empobrecimiento del país. Y quien se haga tan solo esta pregunta, no debería dudar de que está inquiriendo sobre lo que es la esencia misma de una tiranía de izquierda o, como también se le dice, de una dictadura democrática: todos los recursos con que cuenta la nación, el gobierno los invierte en garantizar su perpetuación en el poder, no el mejoramiento, o siquiera el mantenimiento de un mínimo de calidad de vida para la sociedad Para Mugabe, el arte de gobernar ha consistido en usar todos los recursos que ha podido quitarle a los sectores productores (en su casi totalidad propietarios blancos) para mantener vivo el apoyo de unas masas que no conocieron otro régimen de vida que el que les imponía un apartheid tan severo como el que existía en Sudáfrica. Chávez no ha tenido escrúpulos en hacer lo mismo, sólo que aquí todos los sectores, hasta los más depauperados han conocido un tipo de vida mejor, más seguro y con mayor esperanza que este régimen que ahora se nos quiere imponer.

sábado, 3 de julio de 2010

Cine HERMANO


Alfonso Molina

Se trata de una película del barrio que va más allá de lo descriptivo. Lo muestra como algo más que un escenario. Tampoco ofrece un afán “sociologizante” que proponga interpretaciones de sus causas históricas y sus consecuencias en las vidas de sus habitantes. Lo que plantea de una manera central Hermano se puede definir como una muy hermosa historia de amor fraterno entre dos muchachos que se criaron juntos compartiendo el amor por la madre y la pasión por el fútbol en un país donde impera el béisbol. Julio y Daniel, en tanto personajes de una tragedia urbana en la pobreza, lideran una historia muy bien construida que guarda lógica dramática y conduce la trama hacia un final inevitable pero sorprendente.

El primer largometraje del venezolano Marcel Rasquin en la dirección marca un estilo propio para abordar un género muy popular en el cine nacional. Hermano acaba de obtener el San Jorge de Oro, máximo galardón del 32º Festival Internacional de Cine de Moscú, además del Premio de la Crítica y el Premio del Público. Muy buen debut.

El film narra la historia de dos hermanos de crianza en un barrio caraqueño que encuentran la posibilidad de cambiar su vida gracias al fútbol para salir de las condiciones adversas del entorno. Dieciséis años antes, Julio y su madre Graciela van a una piñata cuando descubren, en medio de la basura, a un bebé abandonado que con el tiempo habría de convertirse en Daniel, el hermano menor. Una familia muy típica en Venezuela: sin padre pero con niños. Entre ambos se teje una anécdota que pone el acento en las afinidades entre uno y otro pero también en sus diferencias. La atmósfera de relación contenida entre el bien —la familia, la promesa del amor, la posibilidad del triunfo— y el mal —la pandilla que domina el barrio, el narcotráfico, la ausencia de autoridades institucionales— conforma el clima que construye el bien urdido guión, en el que el dibujo de personajes, el uso de los diálogos y la resolución de los afectos se convierten en los motores de la trama.

Hay dos factores que intervienen de manera decisiva: la oportunidad de ingresar al Caracas Fútbol Club y una muerte trágica a manos de un pistolero del barrio. La lucha de cada día — entre eros y tánatos, entre lo gratificante y el sufrimiento, entre la promesa del futuro y la condena al pasado— adquiere un carácter determinante. Se trata de una estructura dramática muy clásica y muy efectiva que en el caso de Hermano funciona de principio a fin. Rasquin se concentra en su historia, sus personajes, sus emociones individuales, sus entornos colectivos y evita cualquier distracción de la médula dramática del film. Apenas propone situaciones colaterales como la de la chica embarazada y su futuro o el romance entre Graciela (la mamá de los chicos) y Roberto (el entrenador del equipo) que ya tiene una familia formal. De resto, todos los detalles se concentran en la pasión por el fútbol y las disyuntivas de uno y otro hermano.

La historia nunca sale del barrio, no pretende establecer contraste con otras zonas de la ciudad. Prefiere, más bien, desarrollar una propuesta estética de esas comunidades, donde las escaleras, las casas, las canchas de práctica deportiva y los lugares de la rumba conforman el espacio vital. La ciudad está allá, lejana, inaccesible. No existe referencia a una justicia externa a esa comunidad. No hay policías ni fiscales del Ministerio Público. El poder lo ejerce el jefe de la banda. El único momento en que la trama se ubica en otro lugar es en la oficina del cazatalentos del CFC. Es la puerta que promete abrirse en las cavernas, a la manera de la representación de la vida según Platón.

La condición de ópera prima de Hermano se manifiesta no sólo en el atinado debut de Rasquin en el terreno del largometraje sino también en el hallazgo de jóvenes intérpretes desconocidos que parecen destinados a convertirse en una generación de relevo. La fuerza que le imprimen Eliú Armas (Julio) y Fernando Moreno (Daniel) a sus personajes es decisiva en la edificación del film. Un par de actuaciones sobresalientes, como pocas en el actual panorama del cine venezolano. No poseen los vicios de la televisión ni los tics del teatro. Actúan para cine, para la cámara, para el primer plano y el plano general, incluso para el fuera de campo, donde no vemos a los personajes pero sí los sentimos. Estos jóvenes intérpretes al lado de otros como Alí Rondón (el asesino) se hayan respaldados por el trabajo profesional del veterano Gonzalo Cubero y la muy convincente Marcela Girón.

Me llamó mucho la atención el tratamiento fotográfico que Enrique Aular (también productor del film, al lado de Liz Mago) otorga a los ambientes del barrio y los encuentros en la cancha. Salvo uno o dos momentos, la iluminación, el encuadre y los movimientos de cámara (Jesús Santiago) constituyen una unidad visual que atrapa al espectador. A esta unidad contribuye la dirección de arte de Maya Oloe, atenta a los detalles. El montaje de Carolina Aular y Juan Carlos Melian estructura el ritmo de la narración sin decaer en ningún momento. No sólo en las intensas escenas de los partidos sino en el ritmo íntimo de los personajes. Y la música de Rigel Michelena se distribuye en las vertientes del sonido del Caribe pero también en el rock latino e incluso en otras expresiones musicales urbanas.

Hermano tiene todas las condiciones para convertirse en una película de éxito. Además de las circunstancias futbolísticas que atravesamos, posee vigor y pasión. Logra que el espectador se enganche. Cuando el público abandona la sala lo hace hablando de la película. Sobre todo las audiencias más jóvenes. Allí está el barrio otra vez, pero con una visión distinta.

HERMANO, Venezuela, 2010. Dirección: Marcel Rasquin. Guión: Marcel Rasquin y Rohan Jones. Producción: Enrique Aular, Juan Antonio Díaz, Marcel Rasquin, José Vicente Scheuren. Producción ejecutiva: Enrique Aular y Liz Mago. Fotografía: Enrique Aular. Montaje: Carolina Aular y Juan Carlos Melian. Música: Rigel Michelena. Dirección de arte: Maya Oloe. Sonido: Frank Rojas. Elenco: Fernando Moreno, Eliú Armas, Alí Rondón, Gonzalo Cubero y Marcela Girón, entre otros. Distribución: Cines Unidos.

Fuente original

Foxit: Una alternativa liviana a Adobe Reader

No sabía nada hasta hoy de Foxit Reader, que me dicen que es una muy buena alternativa a Adobe Reader.

Ya conocemos los PDFs y el programa Adobe Reader que sirve para abrir este tipo de archivos, pero hoy descubrí que no existe sólo ese programa para abrir dicho formato.

Para poder abrir archivos en formato PDF también podemos usar Foxit reader, un excelente lector PDF que incorpora una serie de interesantes características como su sistema de pestañas lo cual nos de un mayor orden a la hora que tenemos varios archivos abiertos al mismo tiempo.

También cuenta con un sistema de marcadores que facilita acceder con mayor rapidez a un a sección determinada de texto.

Además, Foxit Reader incluye un reproductor multimedia capaz de procesar archivos incrustados en el interior de un .PDF, sin duda alguna es una buena alternativa Adobe Reader, con un tamaño mucho menor pero sus características son muy interesantes., y el idioma español se puede descargar adicionalmente. Es compatible con Windows 7.

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