miércoles, 20 de julio de 2011

Una Caracas más verde, segura y amable lucha por existir

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Foto Ronald Romero

Por Beatriz Lecumberri | AFP

Caracas casi no existe en las guías de turismo e incluso para sus habitantes es sinónimo de violencia, tráfico infernal y abandono, pero autoridades y simples ciudadanos han decidido multiplicar las iniciativas para humanizar la capital venezolana y mostrar su lado más amable.

Más zonas verdes, aceras más amplias, calles asfaltadas, un centro histórico que se rehabilita, mayor presencia policial en las calles o eventos culturales al aire libre son algunos de los signos que muestran desde hace algunos meses que algo está pasando en Caracas, antaño sinónimo de una calidad de vida que atrajo a decenas de miles de inmigrantes.

Más zonas verdes, aceras más amplias, calles asfaltadas, un centro histórico que se rehabilita, mayor presencia policial en las calles o eventos culturales al aire libre son algunos de los signos que muestran desde hace algunos meses que algo está pasando en Caracas, antaño sinónimo de una calidad de vida que atrajo a decenas de miles de inmigrantes.

“Creo que la gente pelea más por sus espacios. Debe haber una presión desde abajo, de ciudadanos que reclaman sus derechos, y desde arriba, con políticas concretas para recuperar espacios para la gente”, explica Cheo Carvajal, periodista autor de la sección “Caracas a pie”, publicada en un diario venezolano, y promotor de iniciativas a favor de peatones y ciclistas.

Sin embargo, cuando Caracas se convierte en una ciudad fantasma por la noche debido a la violencia, cuando los atascos duran horas o la gente prefiere disfrutar encerrada en un centro comercial, está claro que queda mucho por hacer para transfigurar el rostro hostil de la capital venezolana, donde viven unos 4 millones de habitantes.

“Hacen falta más espacios públicos abiertos y hace falta que la gente supere el miedo y vaya a esos lugares públicos y los cuide, en lugar de quedarse encerrado en su casa”, afirma Patricia Medina, joven madre de familia caraqueña.

En 2010, unas 14.000 personas perdieron la vida debido a la violencia en Venezuela, donde la tasa de homicidios es de 48 por cada 100.000 habitantes, un récord en toda la región. En Caracas, según organizaciones no gubernamentales, la tasa supera con creces los 100 homicidios por 100.000 habitantes.

“No se recupera la vitalidad de una ciudad insistiendo en que es peligrosa. Caracas tiene posibilidades y hay que arriesgarse un poco para conquistarlas. Mientras más gente esté en la calle, más segura es”, afirma Carvajal.

“Desde hace unos meses hago yoga en un parque. Me parece el lugar perfecto por la naturaleza exuberante de Caracas, pero aunque somos un grupo siempre da un poco miedo por las historias sobre robos y asaltos que se escuchan”, afirma Sofía Bautista, ingeniera caraqueña.


Caracas tiene posibilidades y hay que arriesgarse un poco para conquistarlas

El centro histórico de Caracas es uno de los lugares donde con más ahínco debe lucharse contra la inseguridad, la suciedad o la falta de espacio para los peatones.

“Vamos a transformar Caracas para transformarla en una ciudad mucho más amable”, promete Jorge Rodríguez, alcalde del municipio Libertador, el más populoso de Caracas.

Para el Bicentenario de la declaración de Independencia de Venezuela que se celebra este mes, el casco histórico exhibe plazas renovadas, edificios históricos rehabilitados y una agenda cultural que le dan una inyección de vida inédita.

Y el plan de peatonalización y recuperación de espacios públicos del corazón de la capital promete seguir. “Caracas entrará en las rutas turísticas”, promete el alcalde.

Pero las diferencias, aparentemente irreconciliables entre alcaldes oficialistas y opositores de municipios de Caracas, no ayudan a estimular las políticas a favor de la seguridad o a lanzar iniciativas para reducir el tráfico, que colapsa esta ciudad que tiene la gasolina más barata del mundo.

Datos oficiales de hace algunos años apuntan que de los cinco millones de viajes que se registran cada día en Caracas, un 24% se hace en vehículo particular, pero ese 24% ocupa tres cuartas partes de las vías.

Para el arquitecto Daniel Fernández Shaw, que ha participado en proyectos urbanísticos en Caracas desde hace 40 años, es difícil pensar en ideas acertadas que se hayan tenido para Caracas en los últimos años.

“Falta que las cosas se proyecten, se discutan. Comparando con ciudades como Quito o Bogotá vemos que existe muy poca planificación. Es dificil pensar en cosas que se han hecho correctamente en Caracas”, afirma.

Para este experto, la transfiguración de Caracas pasa sobre todo por mejorar las condiciones de vida de las numerosas barriadas, un proyecto para el cual se necesitarían 450.000 millones de dólares en todo el país.

“Física y económicamente es posible que la gente viva de forma correcta”, considera.

NOTICIAS 24

domingo, 10 de julio de 2011

Facundo Cabral se definió como "violentamente pacifista".

Facundo Cabral murió asesinado en Guatemala, pero su impronta perdurará. En esta entrevista al diario "El País", de Cali (Colombia), el cantante se define a sí mismo.

Entrevista:

¿Lo mejor de su infancia?
Mi madre, era una fiesta, aun comiendo de la basura se arrodillaba y daba las gracias. Soy un plagio de ella. Cuando la gente dice que le gustan mis canciones, pienso: ¡caramba si la hubieran escuchado! Yo escribo poemas, ella vivía poéticamente; escribo canciones, su vida era un canto.

¿Qué mensaje quiere dejar?
Que sean felices, que se amen; que aprendan de las diferencias; que se acerquen. No sean Clinton y Hussein, sean Pedro y Pablo, Pedro y Simónabrazados y cambiando de oficio por una parábola, por un poema maravilloso de Jesucristo, inventado para que ellos se junten. El pretexto de las canciones es que la gente se una, nosotros somos violentamente pacifistas, no dejamos en paz a nadie con nuestras melodías.

¿De dónde nació su nombre artístico?
Mi madre me bautizó así. Yo tenía otro nombre, pero jamás me llamó así, porque era el de mi padre que se fue un día antes de que yo naciera. Nadie lo sabe, era un nombre prohibido.

¿Qué lo marcó para decidirse por el canto?
El sermón de la montaña, se lo escuché a un vagabundo, en Margajó. Eran las 12:00 M., del 24 de febrero de 1954. Fue tan grande la noticia que escribí mi primera canción, de pura alegría, sin pensar que iba a subir en un escenario, porque era muy tímido, muy introvertido. Este oficio se lo debo a Jesús.

¿La poesía está en vía de extinción?
Siempre existirá, es un don misterioso del espíritu.

¿Un poeta nace o se hace?
Hay tipos que escriben cosas prodigiosas desde el inicio y hay otros que se hacen poetas con el tiempo. Mozart crea la sinfonía a los 6 años, Henry Miller escribe su primera novela a los 39.

¿Qué le aburre de la vida?
Nada, gracias a la poesía, a todo le encuentro su lado divertido.

¿Qué lo angustia?
No conozco la angustia, ni la depresión.

La nota completa aquí

miércoles, 6 de julio de 2011

La astucia de hacerse el tonto

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Hacerse en tonto, permite eludir conflictos y, de paso, influir en las decisiones que toman los demás, ya que fingir ignorancia hace que los otros no se sientan amenazados, escuchen y hasta cambien de opinión. Los expertos lo consideran un procedimiento con raíces evolutivas, que también usan los primates.

Aunque en principio no lo parezca, parece ser una buena forma de sobrevivir. No sólo porque reduce la posibilidad de que estallen conflictos entre las personas, sino porque protege los lazos afectivos y mantiene la cohesión: en la pareja, la familia y la sociedad.

Por eso “hacerse el tonto” es un recurso de uso universal. Todas las sociedades, históricamente, lo han empleado y lo emplean aunque en distinto grado. En las más avanzadas, como las nórdicas -Suecia, Noruega o Finlandia-, es una conducta más sutil o en franca extinción.

En Europa o Estados Unidos, en cambio, todavía están en la etapa de combatirla con normativas para transparentar lo que opina cada cual, sin temor a represalias. Y en América Latina y el resto del tercer mundo, con sociedades más jerarquizadas y paternalistas es algo a lo que se echa mano de manera habitual. Esto, porque son pocos los que se arriesgarían a decir lo que piensan ante un jefe o a discrepar y mostrarse contrarios a lo que opina la mayoría.

Por eso, algo tan extendido y universal como hacerse el ingenuo, despertó en los investigadores la curiosidad por averiguar si era algo exclusivamente humano o tenía raíces evolutivas que involucraban a nuestros antepasados.

EL CASO DE LOS MACACOS
Con esta idea en mente, en 1999, los doctores Christine Drea y Kim Wallen, de la Universidad de Emory, Atlanta, se dedicaron a estudiar la conducta social de los monos macaco rhesus, usando 55 ejemplares. Al someterlos a pruebas de aprendizaje, todos lograron sus metas, sin mayores problemas.

Luego, al tener que demostrar su nuevo conocimiento, cuando los monos se encontraban entre pares, todo andaba bien. Pero cuando había un mono de jerarquía superior presente, los de nivel inferior actuaban como si estuvieran desorientados, sin demostrar lo que sabían. Según los investigadores, como se trataba de una situación en que no había conductas agresivas, ellos creen que se produce una inhibición voluntaria, por el hecho de que están en presencia de un caudillo.

Esto sería una prueba de que fingir ignorancia o inocencia es un arma de sobrevivencia con una larga historia evolutiva, que es usada en forma transversal.

Y aunque todos jugamos el papel de ingenuos en determinadas circunstancias, las mujeres tienen la impresión de que los hombres la usan mucho en su vida de pareja.

Los sicólogos, en tanto, aseguran que las mujeres son más experimentadas con esta táctica, ya que han estado subordinadas socialmente por mucho tiempo.

Esta es la manera con que ellas han logrado que se las considere en las decisiones que toman los hombres. “Debido a los estereotipos sobre mujeres y hombres, ellas están en desventaja cuando intentan influir en los demás”, dijo a La Tercera la sicóloga social Linda Carli, del Wellesley College, en Massachusetts, y autoridad en el tema de influencia social.

Según afirma, varios estudios internacionales demuestran que en sus trabajos las mujeres son vistas como menos competentes y todos esperan que ellas, además, sean cálidas, acogedoras y agradables. Por esto, “hacerse la tonta les permite mostrarse débiles, poco capaces y así no representan ninguna amenaza para los hombres. Cuando ellos las ven así, están más dispuestos a escucharlas y cambiar de opinión”, explica Carli.

Por el contrario, cuando la mujer se muestra capaz y asertiva es casi seguro que será rechazada por los hombres. En cambio, las demás mujeres confiarán en ella y no así en la que se hace la ingenua, que es dejada a un lado porque la ven como una simple manipuladora.

¿OTRA ÉPOCA?
Y si bien los tiempos parecen haber cambiado y hoy las mujeres han aumentado su presencia en el mundo laboral -en EE.UU. son mayoría después de la crisis- y su competencia es reconocida en casi todas las profesiones, lo estereotipos siguen vigentes.

Un estudio con 229 estudiantes de sicología en EE.UU., hecho en 2001, demostró que ellos asocian a sus compañeras más indecisas e inseguras con ser menos capaces y con menos conocimiento, “pero también las describen como más confiables”, dice Carli, quien dirigió esta investigación.

Esto explicaría la dificultad de la promoción de mujeres a puestos de liderazgo y por qué los cargos gerenciales siguen estando hasta hoy, mayoritariamente, en manos de varones.

Pero los expertos advierten que estos comportamientos son inconscientes, atávicos, lo que se habría demostrado con el experimento de los macacos. Es decir, quien lo hace no se da cuenta de que está actuando como ingenuo(a) ni que subestiman sus propias capacidades.

Pero no todo es un asunto de jerarquías. A veces, el que está en una posición de superioridad, también utiliza este recurso. Es lo que hacen intuitivamente los padres con sus hijos, cuando se da un momento de intimidad. Si el niño o la niña está compartiendo algo confidencial, el adulto actúa como un amigo, ya que hacer una observación de padre o madre destruiría ese momento de confianza. Algo que es casi imposible de reparar y para lo cual no se conoce una herramienta evolutiva que pueda hacerlo.

Cómo fingir ser “tonto”

En www.ehow.com, se advierte que la única recompensa al trabajo bien hecho es más trabajo. Y la única forma de evitar este “premio”, según este sitio, es simular que uno no es capaz. Esta es la manera de que los demás eviten darnos trabajo o que no se molesten si hemos cometido errores. Aquí los pasos para hacerse el tonto:

1. Mantenga sus ojos bien abiertos todo el tiempo, alternando entre una leve sensación de pánico y una felicidad infantil.

2. Deje caer cosas una o dos veces al día. Papeles, carpetas o lápices, por ejemplo. No se recomienda con el café o algo de vidrio.

3. Haga un esfuerzo por chocar “accidentalmente” contra una pared, una puerta o un poste. Pero cuidadosamente, para que no se haga daño.

4. Cuando le entreguen en sus manos algo que requiere trabajo, como documentos, formularios, etc., dele vueltas en sus manos lentamente. Por último, diríjase hacia la persona que se los entregó, mostrando confusión en su mirada. Si puede hacer temblar levemente sus labios, mejor aún.

5. Elija una cosa específica y hágala en forma errónea permanentemente. Por ejemplo: si a su jefe le gusta el café con crema y azúcar, sírvaselo negro, sin nada.

6. Nunca recuerde el nombre correcto de los demás. Llame Manuel a Daniel, Elcira a Elvira, Moria a Gloria o lo que se le ocurra.

7. Si alguien le hace una pregunta cualquiera, incline su oreja derecha hacia su hombro derecho lentamente y entrecierre sus ojos, como si en verdad estuviera tratando de entender.

Importante: Siempre sea amigable y agradable. A nadie le gusta alguien tonto y desagradable.

Una vez que comience su actuación, no puede abandonarla hasta que salga del trabajo o de la presencia de la gente con quien estaba.

Fuente: Sebastián Urbina - latercera.com

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